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En estos momentos mi granja está creciendo y veo que está disminuyendo el rendimiento reproductivo porque me cuesta ver celos. ¿Debería optar por detectores de actividad, o bien, utilizar protocolos de sincronización?
La vaca lechera de alta producción presenta una serie de dificultades para la detección del celo, como son la atenuación en la duración del comportamiento de estro que resulta en periodos más cortos para ver los animales en celo (López y col. 2004), menos vacas expresan estro, ovulaciones silentes y una reducción del comportamiento de estro debido al confinamiento (palmer y col. 2010).
Sea cual fuere la causa, el hecho es que existe una baja eficiencia en la detección del celo que resulta en un aumento de días a la primera inseminación postparto, del intervalo promedio entre inseminaciones y puede reducirnos la fertilidad por el hecho de inseminar vacas que realmente no estén en celo. Lo que a su vez nos lleva a un bajo ritmo al que las vacas se quedan gestantes.
A lo largo de los últimos años se ha investigado mucho acerca de cuál es el mejor sistema para inseminar y preñar las vacas en sistemas intensivos. Desde los marcadores de grupa, vacas androgenizadas, detectores de actividad en base a acelerómetros hasta los conocidos como “protocolos de sincronización”.
En un estudio hecho en Wisconsin (Valenza y col. 2012) en una granja comercial de 1000 vacas, los animales se equiparon con acelerómetros el día 14 postparto. En torno al día 50 se trataron con GNRH y 7 dias después con prostaglandina (PG) para posteriormente detectar el celo con acelerómetros. Cabe destacar que solo se metieron en el estudio vacas sin enfermedad uterina y con cuerpo lúteo en el momento de poner la prostaglandina, para que todas las vacas estuvieran cíclicas y tuvieran la oportunidad de mostrar celo. Además todas las vacas incluidas
sufrieron regresión luteal en las 48 horas posteriores a la inyección de PG. La conclusión del estudio es que solo un 70 % de las vacas fueron detectadas en estro de las cuales la mayoría ovularon (95%). Lo curioso fue que el 30% no mostraron estro y de estas, el 35% sí ovularon (ovulaciones silentes). De este estudio se desprende que los detectores de actividad tienen limitaciones consecuencia de los problemas de la vaca mencionados anteriormente.
Además del problema de la detección de celos, cabe destacar que la fertilidad media de las vacas de alta producción está entre un 30-40% (Serivet Asturgalaico, 2019) lo cual dificulta aún más la consecución de buenos ritmos de preñez en las explotaciones.
Mirando un poco hacia atrás en el tiempo, el control reproductivo se basaba en inseminar las vacas lo antes posible después del parto y en el diagnóstico temprano de vacas vacías para volverlas a inseminar lo antes posible.
Un programa de gestión reproductiva actual debería dividirse en al menos 4 puntos:
En este articulo y con el afán de comparar los resultados de las sincronizaciones respecto al celo visto, me voy a centrar en la gestión de la primera inseminación postparto.
La primera inseminación es, sin duda alguna, la más importante de todas en cualquier rebaño y determina en gran medida la eficacia del programa reproductivo. Por la primera inseminación pasan todas las vacas del rebaño (excepto bajas y descartes) y es por tanto la gran oportunidad de maximizar nuestros resultados.
En un estudio de Fricke y col. 2012, hecho en una granja comercial de Estados Unidos con 993 vacas en ordeño, a los 21 días postparto todas las vacas se las equipó con un acelerómetro. Las vacas se asignaron aleatoriamente a 3 grupos para su primera inseminación postparto:
Las vacas de grupo 3 que se detectaron en celo en la 2ª PG y no se inseminaron hasta el final del protocolo tuvieron una fertilidad del 41% (la mejor del todos los grupos). Las vacas que no presentaron celo en esa 2ª PG tuvieron una fertilidad del 32%. La media para el grupo 3 fue del 38% como muestra la tabla.
A efectos prácticos de este estudio podemos concluir que las vacas sincronizadas tienen, cuando menos, la misma fertilidad que las vacas inseminadas a celo visto sin necesidad de detectar ese celo.
Las vacas presincronizadas con el protocolo completo (grupo 3) presentan mejor fertilidad a primera inseminación que los otros dos grupos y todas las vacas son inseminadas cuando nosotros queremos (en este caso entre el día 72 y el día 78 postparto) con lo que evitamos lactaciones demasiado cortas en nuestra granja (otro problema del que se quejan los propietarios actualmente).
En un segundo estudio (Wiltbank y col 2012) compararon la eficacia de dos protocolos “largos” para la primera inseminación postparto. El presysnch-ovsynch (que son el grupo 3 del estudio anterior) con el protocolo doble GPG
Los protocolos se hacen para que los días a primera inseminación sean los mismos. Los resultados de este estudio se reflejan en la siguiente tabla:
El doble GPG supera con creces la fertilidad del presynch-ovsynch sobre todo en primíparas.
Todos los datos anteriores están basados en trabajos hechos en Estados Unidos, donde podríamos pensar que las cosas son muy distintas. Sorprendentemente hoy tenemos datos idénticos en nuestras granjas a los arrojados por estos estudios.
A continuación vamos a hacer un estudio descriptivo (no estadístico), de 11 granjas asesoradas por Serivet Asturgalaico. Las granjas están situadas en la zona occidental de Asturias y en la comarca de la Mariña de Lugo. El tamaño de granja se sitúa entre 61 y 264 vacas totales por explotación. La producción media de las granjas varía entre los 10500 y 13500 litros por vaca presente y año. Todas las granjas son alimentadas de forma similar con un TMR en base a ensilado de maíz y un concentrado que se complementa con otro forraje que puede ser heno de alfalfa y/o ensilado de raigrás. En todas las granjas se hace monitoreo semanal para detección precoz y tratamiento de Enfermedades Postparto. La revisión de reproducción es quincenal en las explotaciones de menos de 100 vacas en ordeño y semanal en las de más de 100 vacas en ordeño. Los datos son del ultimo año (junio 2019-junio 2020).
FERTILIDAD
Los parámetros a evaluar en estas granjas, calculados todos con un mismo software de gestión, son los siguientes:
Las seis primeras granjas hacen un protocolo de primera inseminación cerrado y las otras cinco se basan en el celo visto con o sin medidores de actividad, inseminando las vacas una vez superado el periodo de espera voluntario prefijado en cada granja. A partir de la 2ª inseminación las 11 granjas funcionan en base a celo visto y resincronización de las vacas vacías al diagnostico de gestación con protocolos GPG en vacas con cuerpo lúteo y P4GPG (GPG con dispositivo intravaginal de progesterona) en vacas sin cuerpo lúteo.
Granjas con protocolo. Entre el día 40-55 postparto se exploran por ecografía y si están cíclicas (presencia de cuerpo lúteo en el ovario) se meten en protocolo. En 4 de las granjas el protocolo es un presynch-ovsynch y en 2 un doble GPG. Las vacas acíclicas (ausencia de cuerpo lúteo entre 40-55 días), se les hace protocolo de GPG con dispositivo de progesterona (P4 GPG) comenzando en torno al día 70 e inseminando al dia 80 postparto.
Granjas sin protocolo. A los 40 días se empiezan a explorar por ecografía. Si tienen cuerpo lúteo se tratan con PG y se repite cada 14 días hasta la inseminación. Las vacas no inseminadas a los 70 días se meten a un protocolo P4 GPG, para inseminarlas a los 80 días.
Resultados:
La diferencia entre los dos grupos radica en los resultados de la primera inseminación. Las granjas con protocolo de primera inseminación consiguen un 7,5 % más de fertilidad a 1ªIA (43.7% vs 36.38%) con una fertilidad después de la 1ª IA inferior en un 2.5% (33.2% vs 35.84%). Los días a primera inseminación son iguales entre los grupos (77.3 días vs 76 días), pero el rango es muy distinto (70-90 días para el grupo protocolo y 50-100 días para el grupo sin protocolo)
En las granjas con protocolo, la fertilidad a 1ªIA es un 10.5 % mayor que la fertilidad después de la 1ªIA (43.7% vs 33.2%) con un rango de diferencia entre ambos parámetros de +5.5% (granja 1) a +15.5% (granja 5). Sin embargo, en las granjas sin protocolo, la fertilidad a 1ª IA (36.38%) es prácticamente igual a la fertilidad después de la 1ªIA (35.84%) con un rango de diferencia de -2.4 % (granja7) a +3.4% (granja 10).
Todas las granjas analizadas presentan unos muy buenos resultados reproductivos, con una tasa de preñez en torno al 26%. Dicho esto, un defecto que se le puede achacar a la tasa de preñez media es que no discierne entre si las vacas están preñando a un ritmo alto a “pocos Días En Leche” o a “muchos Días En Leche”. Aunque la tasa de preñez media sea igual, las granjas del grupo protocolo consiguen mayores tasas de preñez a pocos Días En Leche que las granjas sin protocolo.
Las granjas del grupo sin protocolo, consiguen mayor tasa de inseminación, 71.5% vs 68.8% (menor intervalo entre inseminaciones), y mayor fertilidad después de la 1ªIA. Esto hace que los resultados globales de ambos grupos sean similares.
Conclusiones:
Según los datos presentados, tanto de los trabajos analizados como de los datos propios, podemos concluir que la sincronización de la primera inseminación postparto aumenta la fertilidad en rebaños lecheros de alta producción, inseminando todos los animales en el momento idóneo (con una baja dispersión de datos) y constituye una herramienta tremendamente útil para la mejora reproductiva de nuestras granjas.
Un sistema mixto basado en la sincronización de la primera inseminación postparto (alta fertilidad en la primera inseminación) combinado con la potenciación del celo visto para las siguientes inseminaciones mediante detectores de actividad (fertilidad moderada pero con bajos intervalos entre inseminaciones) parece ser el sistema que mejores resultados consigue en la actualidad.